sábado, 22 de junio de 2013

Raspador Carenado

Cuando nos adentramos en los teóricamente mejor conocidos periodos culturales del Paleolítico Superior, se evidencia lo mucho que desconocemos de nuestro pasado, y se manifiesta de forma palmaria los intentos de la Ciencia por adentrarse en los entresijos de lo desconocido, y de la discrepancia de los propios investigadores a la hora de interpretar los fríos datos, que suelen terminar decantándose en “escuelas”, o como mínimo en opciones mas o menos lógicas…y a veces no tanto, según la propia objetividad y sentido común de cada investigador. En plan coloquial se suele hablar de los “Auriñacienses”, los “Solutrenses”, etc, referidos a los grupos humanos que desarrollaron tal o cual cultura, lo cual a veces emana la sugerencia en el lector de que subyace una intención antropológica del uso del termino, cosa que siempre nos ha parecido un autentico disparate, sobre todo cuando se trata de yacimientos que pueden encontrarse a miles de kilómetros de distancia, y a menudo en ecosistemas completamente distintos. Siempre hemos pensado que con frecuencia, más que las personas, se han expandido las ideas y las tecnologías, sin negar por esto la propia movilidad de los grupos. Lo que si parece cierto, es que tanto las tecnologías como las tipologías casi siempre terminan llegando a casi todos los sitios. En ese sentido, nunca hemos entendido las en ocasiones vivas polémicas desatadas entre investigadores, cuestionando si en tal yacimiento existe o no tal o cual cultura, en base a que no se adecue completamente al yacimiento que dio nombre al periodo cultural, a pesar de que comparta otras muchas cualidades comunes (modos de vida, tecnologías, tipos, fechas mas o menos próximas, etc.). En este sentido, pensamos que cada vez debería de ir prosperando la idea de que las diversas tecnologías se expanden impregnando a las utilizadas por los grupos mas cercanos, que las incorporan y las adaptan a su propia indiosincracia, con lo que será muy difícil encontrar culturas “Auriñacienses”, “Solutrenses”, etc. iguales, y esta realidad se irá acentuando a medida que nos vayamos alejando del centro de origen.

En La Araña, como en otros muchos yacimientos, aparecen diversos periodos culturales, a los que habían llegado las influencias tecnológicas, tipológicas y artísticas, que evidentemente fueron absorbidas por los grupos del territorio, y a juzgar por las fechas que nos dan, arrancarían desde el comienzo del Paleolítico Superior. Hoy les mostramos un raspador carenado, con un frente prácticamente vertical, por lo que apenas se notan los retoques en la fotografía. Esperamos que os guste. Yacimientos Arqueológicos de la Araña.

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